Do not Disturb, No molestar” nos traslada a un día de trabajo en cualquier fábrica de principios del siglo XX. Cuatro personajes singulares trabajados para provocar sentimientos en el público de todo tipo, esos sentimientos que sólo afloran cuando nos vemos reflejados. Personajes llevados al límite: al límite de riesgo, de absurdez y también al límite de ternura.
“Do not Disturb, No molestar” habla también de pequeñas cosas, de relaciones humanas y cómo estas pueden influir directamente en un proceso más global. De la idea común de la molestia desde ángulos absolutamente opuestos, de cómo lo que es muy molesto para unos, para otros puede resultar lo más normal.