Canti Vaganti crea espectáculos en los que se funden el teatro íntimo, las músicas del mundo y el cabaret. La compañía fue fundada por la holandesa Kateleine van der Maas y el italiano Bruno Gullo, ambos afincados en Madrid.
Kateleine van der Maas | Van der Maas procede de un pueblo de Holanda, pero pronto sabe que lo suyo es el sur de Europa. Su formación en teatro, cabaret, flauta y piano con la que llega a España, en Madrid la completa con talleres de canto, teatro sensorial y teatro íntimo. Trabaja con la compañía Teatro en el Aire, entre otros muchos proyectos. Gracias a Bruno Gullo, quien le contagia el amor por la música popular italiana, ahora sabe cantar en múltiples dialectos de Italia.
Bruno Gullo | Nace en la cuidad eterna Roma, donde se forma en canto jazz y guitarra. Al llegar a Madrid, decide investigar más sobre sus raíces y se pone a estudiar tarantella, pizzica y canciones populares italianas de todas las regiones. Aprende a tocar el acordeón y la pandereta y monta obras en solitario. Además, le contratan en grandes espectáculos como The Hole y Rumba de Mayumana, con los que viaja por todo el país.
Rocío Herrera | En 2016, la actriz y música Rocío Herrera, nacida en Madrid, se implica en la compañía, enriqueciéndola con sus ideas originales, su gran talento de improvisación y su verdad en la comunicación. Es actriz del elenco estable de Teatro en el Aire y escribe, graba y toca sus propias canciones bajo el nombre de Mil i Maria. En muchas ocasiones sustituye a Bruno Gullo en Piccolino, un cine-concierto.
En abril de 2011, en una iglesia medieval en el norte de Holanda, se estrena la obra Siempre en camino: el juglar que llevaba la tarantella al norte. En junio del mismo año Canti Vaganti presenta la obra de teatro callejero Serenatas. Posteriormente la compañía crea el Concierto en fresa mayor y en 2016 se estrena Piccolino, un cine-concierto, que está recorriendo España y el norte de Europa.
Los Canti Vaganti son juglares modernos, que muestran su arte en plazas, monumentos, iglesias, granjas, museos, jardines, festivales, fiestas e incluso en teatros. Buscan nuevos sonidos, sonidos antiguos, nuevos modos de sonar, variedad, verdad, emoción, la fusión de momentos de euforia y de tristeza, como la vida misma. Directos, con humor, fuerza y energía desenfrenada bailan por la vida, soplando, cantando, tocando, siempre en camino.
Entre otros lugares, estuvieron en el OLT Backstage Valkenburg (teatro en una cueva), el Instituto Cultural de Italia en Ámsterdam, el Teatro del Barrio en Madrid y en el Mauerpark en Berlín.
Piccolino, un cine-concierto