Adiestra un monstruo y llevarlo a pasear. Dejarnos abrazar por nuestro peluche preferido y hacernos diminutos en sus brazos. Jugar con dragones. Cazar una tormenta y cerrarla en una cúpula.
A Efimer llevamos diez años que convertimos el extraordinario en cotidiano. Y lo hacemos en las calles y en las plazas, para los verdaderos protagonistas de nuestras historias, siempre se esconden entre la multitud.