Kiko Veneno es una de las figuras esenciales de la música española de los últimos cuarenta años. Es nuestro Dylan, por su poética y su timbre. Y también nuestro Bowie, por su constante reinvención. Hablamos de un referente que abrió senda en el flamenco-pop con Veneno y su álbum homónimo de 1977. No olvidemos que Kiko participó dos años después en otro disco histórico rompedor y heterodoxo, "La leyenda del tiempo" de Camarón de la Isla. Y que luego decidió no quedarse ahí, sino hacer canciones de todo tipo y sonido, como el electro-pop de "Si tú, si yo" (1984) o el rock melódico de "Pequeño salvaje" (1987).
Cuando en los noventa firmó dos álbumes que forman parte de la banda sonora de aquella década y de una generación –"Échate un cantecito" (1992) y "Está muy bien eso del cariño" (1995), de enorme éxito comercial y que marcaban un nuevo camino para el pop aflamencado– también decidió no quedarse ahí. Prefirió seguir buscando. Siempre desde su sello propio, flamenco, tropicalista y rockero al mismo tiempo. Siempre desde la poesía cotidiana y la dificultad de lo sencillo. Y fueron llegando, entre otros, el pop con aires africanos de "Dice la gente" (2010), el pop tropical de "El pimiento indomable" (2012) y el flamenco mestizo para la banda sonora de la película "Entre dos aguas" (2018).
En 2019 volvió a sorprender, a convencer y seducir con el alegre y rítmico disco-libro "Sombrero roto" y sus sonidos electrónicos. La recepción por parte de la crítica fue excelente y unánime, con las listas de lo mejor del año situándolo en sus puestos más altos. Un ejemplo con valor simbólico: ha sido elegido mejor álbum nacional de 2019 por la prestigiosa revista Rockdelux, la misma publicación que en 2004 escogió a "Veneno" como mejor disco español del siglo XX.
Es la constatación de que a Kiko Veneno –nacido José María López Sanfeliu en Figueres en 1952– no le pesan los años ni estos le pueden a su talento, sino al revés. Ni haber recibido galardones como el Premio Nacional de las Bellas Artes y el Premio Nacional de las Músicas Actuales le han hecho apoltronarse ni vivir de las rentas. Él se mantiene contemporáneo, conjugando siempre en presente. En junio de 2021 publicó "Hambre", álbum que continúa esa actitud de exploración e inconformismo que Kiko abrió con "Sombrero roto" y que, al igual que este, ha recibido el aplauso unánime de la crítica.
