El edificio Gran Kursaal se inaugura el 15 de Agosto de 1921 y es una de las grandes obras de la ciudad durante el primer cuarto de siglo. Su imagen se configura como una de las mejores estampas de la ciudad lúdica, cosmopolita y un punto arrogante que representa a la San Sebastián de la Belle Epoque.
Tres años más tarde, en la medianoche del 31 de octubre de 1924 se decreta la prohibición del juego en plena dictadura de Primo de Rivera y el casino cierra sus puertas.
El Gran Kursaal, prohibido el juego, se resigna a ser sede provisional de actividades diversas hasta que, en 1972, la sociedad propietaria acuerda su derribo.
El solar, una asignatura pendiente durante dos décadas, pasa a ser de propiedad municipal. Es una ocasión única para dotar a la ciudad, por medio de la promoción pública, de un Auditorio y Palacio de Congresos.
En 1989 se convoca una Consulta Técnica a la que se invita a seis arquitectos de renombre internacional: Mario Botta, Norman Foster, Arata Isozaki, Rafael Moneo, Jaun Navarro Baldeweg y Luis Peña Ganchegui.
Finalmente en 1990, y de entre las seis propuestas, es elegida la de Rafael Moneo "por el acierto en la consideración del solar K como un accidente geográfico en la desembocadura del río Urumea, por la liberación de espacios públicos como plataformas abiertas al mar y especialmente por la rotundidad, valentía y originalidad de la propuesta", se indica en la resolución del jurado.
Entre 1991 a 1994 se redacta el proyecto de ejecución y en 1995 se obtiene la aprobación definitiva para el inicio de las obras que comienzan el 19 de mayo del mismo año.
El 3 de junio de 1999 se inicia la actividad en la Sala de Cámara con el primer congreso, concretamente sobre la creación de empresas en el ámbito de las nuevas tecnologías. El 23 de agosto del mismo año se inaugura oficialmente el complejo arquitectónico con varios conciertos simultáneos. En el escenario del nuevo Auditorio están la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la soprano Ainhoa Arteta.