El Centro Cultural Provincial se encuentra ubicado en Málaga, en lo que fue en su día la Casa de Expósitos, creada por el gremio de carpinteros en 1573, denominada "Casa de los Niños de la Providencia", que después de diferentes etapas constructivas, de transformaciones y ampliaciones durante los siglos XVII y XIX, podía ser recuperado y reconvertido en un lugar dedicado a la cultura. La última renovación del edificio ha sido llevada a cabo por el arquitecto Luis Machuca Santa-Cruz. En él se aprecia claramente en su organización el eje, que enlaza las dos calles por las que se tiene acceso: Parras y Ollerías. La obra de Machuca está proyectada con el convencimiento de que mejora el lugar de su emplazamiento, el barrio.
La construcción de un equipamiento cultural que sobrepasa los límites del barrio, es decir, cuya proyección será para toda la ciudad, de calidad y suficiente contenido, quizá haya sido el revulsivo que necesitaba el barrio para que por sí solo se incentive la rehabilitación. Las calles Ollerías y Parras pertenecen a uno de los primeros arrabales o ensanches de la Medina de Málaga, arrabal de la Fontanilla. En la hipótesis que realiza Guillén Robles sobre la Málaga musulmana y que reconstruye E. de la Cerda, aparece como un recinto murado cuyo límite sur es el foso de la Medina. Actualmente son las calles Carretería y Álamos, y en el extremo norte se sitúa el torreón de la Goleta. En este plano aparecen una serie de anotaciones como "Recinto murado donde los moros guardaban sus ganados", "La Judería", "Cementerio árabe", "Postigo de Juan Boyero", entre otros. Es decir, se trataba esta área de un recinto murado no tan importante como la Medina pero, según parece, bien defendido.
Actualmente, la calle Carretería es una vía cuya arquitectura está muy deteriorada y con gran cantidad de edificaciones de baja calidad y en estado ruinoso, por tanto, de difícil rehabilitación. La mayoría de las edificaciones pertenecen a la arquitectura doméstica del siglo XIX sin mayor interés arquitectónico, que el puramente ambiental que suele producir "lo viejo". La calle Parras desciende desde San Felipe Neri hacia el norte, hasta la capilla de la Piedad; en su mediación se encuentra la antigua casa de los Niños de la Providencia.
En la calle Parras se aprecia, en su mediación, un retranqueo justo en el frente del edificio de casa de Niños de la Providencia, edificio que se termina en 1785, aunque la idea del proyecto viene desde 1573; su autoría se desconoce con seguridad, pudieron intervenir en sus trazadas José de Bada, maestro mayor de la catedral, o Ventura Rodríguez y Martín de Aldehuela.
El edificio de muros de carga y viguería consta de una sola crujía útil, quedando una segunda para albergar una caja de escalera. La fachada es bastante plana con huecos verticales remarcados y en vez de balcones, los huecos están protegidos por rejas de barrotes rectos. El estucado se termina con esgrafiados no muy finos en la fachada de calle Parras, sustituyendo y remarcando los recercados de los huecos. El edificio se amplió en la parte trasera por M. del Castillo adaptándose a las medianeras, creándose una serie de estancias que facheaban a un patio a través de unas galerías cuyo aspecto era de corrala tradicional. El remate oeste de estas instalaciones era a modo de torreón con cubierta a cuatro aguas. La portada es de piedra y apenas sobresale del plano de fachada, es más un edificio de corte neoclásico que barroco en sus trazos y disposición de huecos.
Los restos de la arquitectura que formaba el conjunto y realizada en varias etapas, se encontraban en estado de ruina inminente. En 1980 no tenían gran valor arquitectónico, salvo el edificio primitivo, atribuido al maestro Bada. Entre las ampliaciones que se hicieron al edificio de Bada, se encontraba la capilla que se adosó al cuerpo de escalera ocupando parte del patio inglés trasero que deja en semisótano la planta inferior de las tres que consta el edificio. Hasta calle Ollerías todavía existe un desnivel que permite otra planta más, bajo la rasante de calle Parras.
En 1983, la Diputación Provincial de Málaga decide construir el Centro Cultural destinado al estudio de los que formaron la generación del 27, sobre los terrenos o ruinas de lo que fue la Casa de los Niños de la Providencia.
El terreno, incluida la ocupación del antiguo edificio del siglo XVIII, cuenta con una superficie de 3.000 m². La dotación presupuestaria para el proyecto fue de 44.500.000 pesetas, cantidad insuficiente para concluir las obras. Ello supuso que, agotado el presupuesto, las obras debieron suspenderse hasta la aprobación de un nuevo presupuesto. Esta situación se repitió en varias ocasiones.
En 1995 se plantea la ampliación del programa para que el conjunto sea un Centro Cultural amplio que albergue los servicios de Cultura de Diputación, pasando la Generación del 27 a ser una parte más de aquel, pero no es hasta 1996 cuando se materializa esta idea. La posibilidad de tener un Centro Cultural más abierto, menos especializado, podría ser una solución más lógica como motor de la rehabilitación en una ciudad carente de todo.
Ello implicó que el programa, especialmente la biblioteca, tendría que ampliarse; había que buscarle sitio al Archivo Central y las salas de exposiciones requerían mejores espacios y más accesibles. Se pretendía que el salón de actos de conferencias pudiera servir para otras actividades y tuviera un mayor uso: teatro, cine, música, etc.