El Teatro Bernal fue inaugurado el día 24 de julio del año 1910. La actividad lúdica y cultural convirtieron durante décadas al Teatro en un importante centro de relevancia social, que derivó posteriormente en un local dedicado al cine.
El periódico El Liberal, en su edición matutina del día diez de julio de mil novecientos diez publicaba: «El sábado próximo por la noche se celebrará en el vecino pueblo de El Palmar la inauguración del bonito Teatro Bernal«.
Su estreno estaba previsto para el sábado 16 del mismo mes, pero se tuvo que aplazar por la circunstancia de no haber llegado a tiempo los aparatos para la instalación eléctrica.
Las crónicas de la época describen al teatro Bernal como un espacio de encuentro de quienes gustaban de participar en el ambiente cultural de la Murcia de principios del siglo XX.
El Teatro recibe el nombre de sus constructores para perpetuar en la memoria del pueblo a quienes han colaborado en la creación del que será núcleo de la vida social de El Palmar. Su fundación por Manuel Bernal Gallego constituyó un gran fenómeno cultural y una conquista social y artística, reflejo de las inquietudes de entonces.
Situado en la calle Lorca, El Teatro Bernal ofrecía una capacidad para 500 espectadores, el lujoso edificio contaba con tres amplias y decorativas puertas principales que daban acceso a un acogedor vestíbulo, desde donde partía un ancho pasillo con dos vueltas hacia el escenario, y otros tres: uno central y dos laterales en dirección hacia el patio de butacas. Además, del vestíbulo partían dos escaleras, una a cada lado, que permitían el acceso cómodo y fácil a la galería. El patio de butacas era suficiente bonito y amplio. Tenía un pasillo central y dos en los costados que facilitaban la circulación fluida por las butacas.
El decorado era muy artístico y sofisticado, destacando el alumbrado, con luces abundantes y muy variadas, llamando la atención unas pequeñas lámparas rojas y azules que daban unas bellas tonalidades. El escenario era de una gran amplitud y además de todo lo necesario en lo que se refiere a su maquinaria, disponía de seis habitaciones para el vestuario de los artistas y dos para los coros de mujeres y hombres.
Como desahogo para los espectadores poseía El Teatro, un magnífico patio al aire libre que se comunicaba con el patio de butacas y en el que estaba instalado una especie de café para los días de función.