Argumento
“El hombre es el ser que padece su propia trascendencia”. María Zambrano
A lo largo del tiempo el hombre ha expresado a través de diferentes lenguajes su trascendencia o comunión con la divinidad. El deleite que experimentamos al escuchar músicas surgidas de ese sentimiento posee, asimismo, un profundo componente espiritual. Pese a su rica diversidad, estos universos sonoros, procedentes de culturas y épocas muy distintas, coinciden en actuar sobre los mismos resortes del alma: el placer estético, el dolor, el sosiego y el arrebato místico son sensaciones comunes que esta música concita. La vinculación entre música sacra y danza es patente en la historia del hombre y ha sido utilizada infinidad de veces con el propósito de alcanzar el trance o el éxtasis místico.