Argumento
Este espectáculo toma su nombre de una retahíla jugada y cantada por niñas y niños:
Miliquituli lacatuli lapotínguele
Se fue a la ética poética sinfónica....
La secuencia escénica se estructura sobre el tiempo y el cuerpo como ejes.
Los instrumentos musicales aparecen como timbres traídos por la dinámica del ritmo corporal y así hacen sus entradas melódicas y se entrelazan con el movimiento. Nanas, corros, retahílas, juegos con cuerdas y objetos.
El que juega construye formas espaciales y sonoras, que se diluyen en una dinámica sin fin donde solo el cansancio vence con la llegada del sueño.
Espacialmente se trata de trabajar sobre el vacío; nada hay si no se juega y desde la idea de un puzzle todo se compone y descompone, quedando finalmente un espacio vacío donde otra vez sólo cabe las ganas de jugar.
Las voces son humanas y cuando se transforman en instrumentos parten de elementos cotidianos (cubiertos, platos, sartenes, etc..) y se mezclan con xilófonos, guitarras, rabeles, saxo, arpas, percusiones diversas, etc...
La puesta en escena es dinámica, sencilla, divertida y habla con elementos de juegos cercanos. Ideas y formas se agrupan y complementan con elementos similares a las construcciones infantiles.