Presentación
Jazzista con vocación de rumbero, o viceversa, Gonzalez es uno de los músicos más progresivos del jazz latino. De pequeño, escucha a Cal Tjader. Estudia trompeta cuando comienza la secundaria. Imita a Mongo Santamaría y practica los tambores en parques y azoteas. El productor René Lopez lo inicia en la música cubana. Durante sus años de universitario, integra un quinteto de jazz latino con su hermano Andy y el trompeta Kenny Dirham. Conoce al batería Rashied Ali, su primer guía en la vanguardia. A partir de 1969, graba con importantes jazzistas, como George Benson, Dizzy Gillespie y Houston Person. Colabora con la orquesta Jazz Composers, de Clifford Thornton. A partir de 1974, participa en importantes sesiones latinas con los hermanos Palmieri, Bobby Paunetto y el Grupo Folklórico Experimental Nuevayorkino. Es miembro fundador del Conjunto Libre que dirigen su hermano Andy y el timbalero Manny Oquendo. En 1979, Kip Narran le ofrece la oportunidad de grabar en solitario. Yo ya me curé es un muestrario de sus preocupaciones en la rítmica afrocubana y el jazz. Su versión de Caravan se encuentra entre las mejores e incluye espléndidas intervenciones de Steve Turre, Milton Ruiz y Mario Rivera. A raíz de la grabación, surge la Fort Apache , entidad mediante la cual Gonzalez expresa sus inquietudes.
La banda lleva por nombre el del problemático barrio hispano de Nueva York donde crece Jerry y donde brota esa música – desenfadada, intensa y sensual –que de manera imprevisible une a dos culturas distintas. Por su compromiso con la búsqueda de nuevas modalidades, los Apache se sitúan de inmediato en la vanguardia del jazz latino. En su primer álbum, The River is Deep (1982), Parisian Thoroughfare, de Bud Powell, adquiere tal densidad que suena como si existiera en tercera dimensión. No obstante, en la primera formación de la banda predomina la música folklórica. De sus doce miembros originales, la mitad son percusionistas. El primer cambio ocurre cuando mueren el vocalista/conguero Frankie Rodríguez y el pianista Jorge Dalto. Los reemplazan, respectivamente, Milton Cardona y Larry Willis. La plantilla se reduce a diez cuando Steve Turre despunta en solitario y se marcha Gene Goleen. Pero aún son demasiados músicos para una banda iconoclasta y ajena a las concesiones. Para su obra maestra, Rumba para Monk, Gonzalez reduce la banda a quinteto sin comprometer sus principios. Ahora existe un mejor equilibrio entre las raíces y el jazz.
Fort Apache adquiere lo que parece ser su formato definitivo cuando el saxo alto Joe Ford hace una suplencia a Carter Jefferson y Gonzalez queda tan satisfecho que decide añadir otra voz. La muerte de Jefferson, en 1993, hace que se incorpore John Stubblefield, quien había sido uno de los diez Apaches de 1988. Pero las presiones económicas continúan, y Stubblefield no llega al comienzo del milenio como Apache. Ya Gonzalez sabe que con cinco defiende su territorio. Hoy el quinteto (Willis, Ford, Steve Berrios, Andy y Jerry Gonzalez) comparte temas y arreglos. Escucharlos en plena inspiración es acudir a una distendida y amena reunión de viejos maestros. Si Rumba para Monk supone que el legendario pianista desciende de antepasados afrocubanos, Moliendo Café es el disco Apache más accesible. El jazz y los tambores toman vías paralelas en Crossroads, y el año siguiente se reconcilian en Pensativo. Fire Dance es la primera grabación en vivo en ocho años y demuestra la compenetración que impera en el mejor momento musical del grupo.
Además de Monk, otras referencias de la banda son Miles Davis y sus discípulos Ron Carter y Wayne Shorter. De hecho, durante años, Gonzalez suena como el fantasma de Davis en trompeta –hasta que consigue exorcizar a su mentor- Angel “Papo” Vazquez, Nicky Marrero y Edgardo Miranda son otros Apaches originales, diezmados por el tiempo y la adversidad.
Jerry recibe la aprobación de colegas y conocedores pero para subsistir, debe enseñar percusión y continuar colaborando con quienes solicitan su talento. En 1981, participa en el debut norteamericano de Paquito D’Rivera; también, con Totico y sus rumberos. Continúa su relación con Narran en calidad de acompañante. En 1982, coincide con Jorge Dalto en On Broadwway, de Tito Puente. Graba, para Dalto, Masterpiece, del conguero Carlos “Patato” Valdés. Colabora con McCoy Tyner, por primera vez, en 1982. Será el percusionista de su big band diez años más tarde. En 1983, inicia otra dilatada relación con otro pianista, Kira Lightsey; aporta percusión a la vocalista Abbey Lincoln. Regresa a las raíces con el rumbero Virgilio Martí. Lo escuchamos en la banda sonora de Crossover Dreams. Hace jazz punk con Jaco Pastorius. En 1987, lo reclama Steve Turre para su Midnight Montuno; también lo hacen Ruiz y el bajo panameño Santi Debriano. Charles Fambrough y Kenny Kirkland recurren a él para adentrarse en el jazz latino. En años recientes, lo escuchamos con Dave Valentin, David Sanchez y la orquesta de Chico O’Farrill. Existen antecedentes de la rumba en el jazz, pero es Gonzalez quien los une para siempre, creando la impresión de que Thelonius Monk compone su obra en 6/8. En 1993, Bobby Hutcherson lo cita, en trompeta, para el segundo volumen de Accoustic Masters. Suda la gota gorda en escena rodeado de sus tambores y trompetas. Lo da todo por su arte. Es símbolo de devoción y entrega.
Desde su llegada a España en 2001 ha grabado trabajos como Jerry Gonzalez y los Piratas del Flamenco, nominado al Grammy al mejor disco de jazz latino, y ha abierto una ventana a los flamencos para que estos dos lenguajes musicales se estimulen, se provoquen, se combinen y se seduzcan hasta doler. Gonzalez ha tocado en diferentes trabajos de Paco de Lucía, Enrique Morente, Martirio, El niño Josele, y un largo etc. de figuras del flamenco, lidera su propia banda de latin jazz y continúa su relación con su banda de toda la vida la Fort Apache Band, con la que acaba de sacar disco, Rumba pa Buhaina, en homenaje a Art Blakey.En 2006 publica el álbum Music for a Big-Band, con arreglos de Miguel Ángel Blanco.