Argumento
Desde hacía tiempo, el pato notaba algo extraño. ¿Quién eres? ¿Por qué me sigues tan de cerca y sin hacer ruido? Ella le contestó: me alegro de que por fin me hayas visto. Soy la muerte. El pato se asustó. Quién no lo habría hecho.
Siempre llega un momento en que el niño se pregunta sobre la muerte. Ingenuamente, con toda la naturalidad del mundo. Los padres lo saben, pero pocas veces tienen preparada una respuesta simple y convincente. Nuestro personaje es una acompañante silenciosa y leve como una pluma, siempre presente aunque no la percibamos.