Argumento
Como mujer de teatro, que ha leído y releído a los teóricos - incluidos conceptuales, dogmáticos e intransigentes - decidí asumir la fatalidad y el encadenamiento de sucesos como el elemento sustancial de mis actos pasados y presentes y concluí en verificar el sinsentido de manuales y doctrinas a la hora de comprender el funcionamiento de las cosas en general y de las personas en particular.
Leí en un artículo de un periódico que en 1571, a los 38 años, hastiado de las obligaciones y las vanidades de la vida pública, el señor de Montaigne tomó la decisión de retirarse a cuidar de su casa y a leer los libros de su biblioteca. Y me aferré a este precedente, libre ya de todo remordimiento o, mejor aún, de la sombra del arrepentimiento.