Argumento
Algo que se lleva afrontando fuera de este país con absoluta normalidad desde hace mucho, el debate electoral televisado, sigue siendo en España una figura que no se trata con la importancia que requiere.
No se celebran siempre, y cuando esto ocurre, se hace a regañadientes y dotándolo de un formato tan rígido que nunca llega a cumplir su función:
Exponer de forma transparente las fortalezas, e indirectamente las carencias, de los programas de cada candidato.
El debate electoral sigue siendo en este país “cosa de dos”. Y en España ningún presidente ha logrado ganar unas elecciones; siempre las perdió el anterior. En este sistema bipartidista de facto, ambos partidos negocian si debatir o no, quién puede hacerlo, qué temas deberían dejarse a un lado y en cuáles poner el acento…