Argumento
Desde que nacemos, todo aquello que nos rodea nos da forma, moldea y esculpe como la corriente de un río horada las rocas de su cauce. En ocasiones nos cuesta percibir las influencias que pugnan por fundirse con nosotros. Éstas se comportan como el agua, son capaces de desplazarnos sutilmente, movernos en una determinada dirección sin que apenas lo percibamos, todo ello mientras nos mecemos suavemente bajo sus caricias.
La influencia es la hija de las corrientes que nos envuelven, a veces nos dejamos llevar por ellas, a veces nadamos en sentido contrario. Independientemente de ello, nadie recuerda ya su origen. Y no importa realmente, pues la influencia ya nos ha poseído, marcado y dejado su huella impresa en nosotros.