Argumento
Hay quienes jurarían que la marginalidad de la danza ha sido de hecho su baza, su grandeza. Pero hay quienes jurarían que no puede ser de otra manera, y que de entre tantas artes abocadas a perdurar, fue fundamental que la humanidad se dotara de un arte naturalmente enemigo de la perdurabilidad, naturalmente desmemoriado, naturalmente vago; de un arte sin historia en la deriva llamada historia. Es más, fue fundamental que, de entre las artes, le tocara a la danza encarnar la carencia y hacerlo a travésde lo caduco por excelencia, que es el cuerpo mortal.
Libre de imagen, el cuerpo sólo sabe hablar de muerte creyéndose que habla de vida. Es posiblemente en esta “terminalidad del discurso” donde la danza encuentra el bodegón (o Still Life).