Cara a cara con la espera. En silencio con inquietud, dejándonos caer poco a poco en los brazos de la impaciencia y la incertidumbre. Preguntándonos qué podemos esperar, a qué o a quién aguardamos.
Descontando el tiempo que queda mientras exhalamos en cada respiración un “hasta cuando”, un “hacia dónde”.
Desatamos el movimiento en busca de respuestas, perdiéndonos en el espacio hacia un ineludible final, preguntándonos qué pasará cuando todo acabe, si detrás no habrá nada y en esa nada estamos condenados a seguir esperando, esperando, esperando…el último latido, el último movimiento, la última respiración.