Argumento
El área de los sueños ha sido siempre ese no-espacio donde la dimensión real y simbólica se funden. De algún modo, durante la ensoñación, cuerpo y mente se imbrican en un bucle sin solución de continuidad. La contraposición de ambos puede representar una suerte de combate interior entre el ser tangible y el ser proyectado.
El espacio en el que desarrollar esta visión surge del vacío, carente de referentes, reducido a ente abstracto y no adquiere significación hasta la aparición del ente corpóreo, el habitante.
Será allí donde el cuerpo dinámico e impulsivo irá desplegando su narrativa onírica, su transformación, su metabolización en estados variables. Desde los más puros y elementales, a los mas sintéticos y artificiosos, donde abstracción y masa se amalgaman.