El idilio entre Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas, alias Bosie, figura con letras de oro en los anales del desorden amatorio. Moisés Kauffman ha reunido los hasta ahora inaccesibles autos del sensacional pleito y construye en torno a ellos un fascinante relato sobre la colisión entre el gran seductor y el mundo al que había seducido con su palabra. El irlandés de la sentencia fulgurante era, por encima de todo, un inigualable conversador que también escribía.
En esta función “oímos” por primera vez su conversación con una fuerza dramática y retórica no atenuada por la literatura. Wilde despliega aquí toda su agudeza sin enredarla en los artificios de la ficción. Gross Indecency es una “tragedia legal” comparable al juicio de Sócrates narrado por Platón. Nada más y nada menos.