La danza, la literatura y la música se armonizan en un recorrido por el tiempo y el espacio para hablar de la vida y de la obra de Vicente Blasco Ibáñez.
Ocupando y transformando los espacios, la literatura se transforma en coreografía sin ser descriptiva.
Los bailarines componen sus partituras a partir de arquetipos presentes en la obra de Blasco Ibáñez, que se reelaboran y descontextualizan creando una obra abstracta que dialoga con el espacio y el momento presente.
Textos conocidos de "Cuatro Jinetes del Apocalipsis", "Sangre y Arena", "Cañas y Barro", y otros un poco más insólitos como "El monstruo", conjuntamente con textos biográficos narrados en primera persona y desde la distancia, toman vida a través del movimiento y la música.