La estatua del Príncipe Feliz cubierta de oro, preside desde lo alto de
su pedestal a todos los habitantes. Tiene como ojos dos zafiros y un
rubí incrustado en su espada. Pero hay un problema: está llorando. Una
golondrina llega para ayudarlo a eliminar las injusticias que existen.
Mientras, sus amigas parten para Egipto y hace cada vez más y más frío.