Francisca de Pedraza es una mujer, un proceso judicial, una suite y sobre todo, un símbolo de la lucha contra la desigualdad de género, contra el tradicional mirar a otro lado de toda una sociedad cuando lo que toca es alzar la voz contra el papel asignado a la mujer en nuestra historia (y sus lógicos y desafortunados residuos persistentes en nuestro días.
Los procesos seguidos ante una más de las millones de mujeres que a lo largo de la historia han sido ignoradas, golpeadas, ultrajadas y silenciadas permitió que, por primera vez en la historia se dictara una sentencia de divorcio por malos tratos. Esto hace cuatrocientos años, en pleno Barroco español, coincidiendo con el momento de la leyenda negra de la intolerancia social y religiosa más vergonzosa de nuestra historia.