Argumento
El control en la expresión de las emociones es una de las primeras lecciones que el niño debe aprender. El hombre debe reprimir el llanto, no puede dar excesivas muestras de cariño en público, tiene que ser dominante y en ocasiones, incluso despectivo. En definitiva, ha de ser fuerte para no parecerse al otro, al que se supone frágil y que es objeto de burla y menosprecio.
Cuando no somos observados y nos sentimos cómodos asoma nuestra vulnerabilidad, nos descubrimos ante la persona en la que confiamos y nos liberamos de nuestros pudores, tanto afectivos como corporales.