Argumento
En las ciudades-estado griegas o polis, los ciudadanos se congregaban en las ágoras para debatir, realizar representaciones teatrales, competiciones, así como actos religiosos y políticos; era el corazón de la ciudad. El ágora, la Acrópolis, ese lugar fortificado y limitado, y en general el nacimiento de la Cultura, ya formaban parte de un intencionado pacto de convivencia, de no agresión, cuyas normas, que debían ser acatadas, constituían también pactos.
Nosotras queremos hablar de las dificultades de la creación artística a partir de la idea de pactar en su sentido más amplio, encarnando estos como encuentros que implican ajustes que determinan las reacciones del individuo para ejecutar algo o acomodarse a voluntades, fluctuando entre lo incondicional y el rapto de la libertad personal.