Argumento
La idea que tenemos de uno mismo no es la de un organismo de células vivas, sino algo más. Somos una construcción mental de conceptos abstractos que da resultado en lo que llamamos Yo, o Ego. Un Ego que se observa, se refleja y se materializa en la mirada del otro. Una mirada externa que nos hace de espejo y resulta imprescindible para evolucionar en la vida, pero que en desequilibrio con nuestra propia escucha interna da como resultado una evolución descompensada, deformada y frágil. El mirar hacia dentro nos deja en un vacío de escucha, sin distracción y en armonía. Es en el justo equilibrio de atención hacia aquello que llega de fuera y nos indica aquello que existe en nosotros.