En la imperial ciudad de Toledo, y a principios del siglo XVII, Juan Luis, un pintor de la corte, tiene el encargo del rey para que pinte una Virgen Inmaculada con destino al Real Oratorio. El artista espera encontrar en Toledo la modelo que le sirva para realizar su obra. Conoce a Raquél, mujer de belleza extraordinaria e hija de maese Andrés Munestein e inmediatamente queda prendado de su belleza: es la mujer que busca para su cuadro. El conde don Diego, aprovechando la salida de la joven Raquél de su casa, camino de la iglesia, la hace su prisionera, llevándosela al Mesón del Sevillano, en espera de la ocasión para sacarla de la ciudad.
“Pintura sobre pintura, traiciones y encrucijadas, raptos, celos, cuchilladas, misterio, amor, aventura ...”