La pintora gallega, Maruja Mallo, acaba de fallecer. Su mente se encuentra en ese preciso momento en que recuerda e imagina antes de desconectar del todo, una ensoñación que la hace reencontrarse con su amiga la poeta Concha Méndez. Recordarán los años de juventud junto a Dalí, Lorca y Buñuel, las alegrías y las dificultades que tuvieron que vencer solamente por ser mujeres en un mundo artístico perteneciente a los hombres por aquel entonces. Esos últimos minutos de consciencia de Maruja Mallo vienen envueltos en una atmósfera surrealista que las llevará de la mano hasta el final del camino.