La Habana de la segunda mitad del s. XIX es una ciudad que rebosa de actividad. Como siempre, lo más interesante pasa en los cafés. Hemos imaginado uno: el Café Saumell. No penséis que el nuestro es uno de estos cafés donde la flor y nata de la ciudad bebe al ritmo de una gran orquesta. En el nuestro, sólo cabe un trío de clarinetes. En un rincón, los tres músicos interpretan las piezas de moda: contradanzas, habaneras y tangos comparten atril con los mejores números de ópera y zarzuela, y marchas y polcas… e incluso algún danzón. ¡Buen concierto!