TÁLAMO, íntimo diálogo entre la danza y la guitarra, donde dos artistas que parten del flamenco se sumergen en el abismo de las emociones hasta converger en un solo cuerpo.
En el recóndito Tálamo cerebral anidan las pasiones y se transforman los estímulos en movimiento. Del Tálamo de las flores brotan los pétalos, los estambres y el gineceo; es también el lecho del que toma nombre el escenario del Eros. Tálamo, matriz que recibe y que da.
Estos conceptos sirven de inspiración a Mónica Iglesias para crear lo que se puede concebir como un poema escénico. Una oda a la fuerza tan arrolladora que reside en lo frágil, en lo íntimo, en lo interno. Por necesidad, por la necesidad que tiene el ser humano de parar, de respirar y de coexistir con la mirada del otro.