Argumento
La tecnología se ha convertido en una extensión de nuestro cuerpo y, a la vez en una prisión, en una especie de caverna platónica moderna. El simulacro es adictivo y más atractivo que la realidad. La expansión y la edición infinitas del yo son el emblema de la nueva libertad: una versión distópica los antiguos anhelos de inmortalidad. Nos cerramos en nuestro capullo, irradiando píxeles, donde morimos en vida incapaces de apagar las luces de la realidad proyectada. Esta pieza cuestiona esta nueva identidad: el baile de luces que constituye la nueva ceguera; los cables que se convierten las nuevas cadenas.