Un recinto donde parece que el tiempo no ha pasado. Donde solo hay un montón de cajas apiladas, sin mas, abandonadas. Presas en el olvido de un sistema que se auto consume. Allí nos encontramos, todos, en ese espacio que siempre va quedando detrás, inapelable y perdido. Un lugar íntimo y alejado que nos dará la posibilidad de transformarnos en eso que nunca nos atrevimos a habitar. Un divague de momentos, de gestos, de universos mas bien absurdos nacidos en la nada de una conversación delirante y banal. Hablando “de Bueyes Perdidos”. Un circo incierto.