La poesía de Dickinson, a lo largo de su vida se debatió entre el deseo de alcanzar la felicidad y el anhelo por conocer el misterio de la vida en un asilamiento que nos evoca algunos ecos de nuestra realidad vivida no hace mucho.
En esta versión, la esencia poética de la autora gane en intensidad al situarla en un lugar indefinido y de un tiempo atemporal convirtiendo el drama en algo más alegórico y lirico. Cuando la poetisa habla de un pasado que vivencia en un presente eterno y reflexiona sobre él, escuchamos un eco de realidad por la que hemos transitado. Hemos vivido en esa especie de eternidad obligada, con la ventaja de estar representando la experiencia humana con sus miedos y anhelos e incluso, nos hemos topado con ese éxtasis de la vida al que se refirió Emily en su obra.