“Hacer arte de los platos rotos no es fácil. La música de María Guadaña revuelve, pacifica y equilibra la dudosa rentabilidad emocional de cada uno. Pura biología de la excitación. Honesta catarsis. Ella es coherente en sus vísceras y bella en sus invocaciones”. Sin duda alguna, así es la música de María Guadaña. Adentrarse en sus canciones es casi un ritual, un viaje iniciático en el que entramos heridos pero salimos sanados, tras haber compartido con ella dolor y pérdida, pero también arrebatos de sensualidad y euforia transitoria. Toda una catarsis, al fin y al cabo. “Latidos y Culebras” es una nueva entrega de su talento, una mirada más a ese personalísimo universo en el que confluyen la aridez del rock desértico y y la exuberancia del folclore latino.