Nadie morirá después de mi

Esta obra ha resultado ser la manera de acompañar y comprender tanto a mi padre como su muerte. Esta obra es para tí, tuve el tiempo de decirle. Mi padre, junto a todas las otras cosas que fue, era marica en un pueblo, quizá por eso, por haber sido llamado marica tantas veces y de formas tan despectivas, nunca le gustó que yo me refiriera a él en esos términos. Nunca entendió la potencia política de apoderarnos de esa palabra: marica. Esta obra no cuenta la historia de mi padre. Esta obra tampoco cuenta su muerte. Pero sí la toma. Me toma a mí atravesando el camino de la muerte de un hombre a quien quise hasta rincones del dolor y el amor que yo misma no comprendo. Qué sabe nadie, papi.