Argumento
Un segundo para rezar o permítame un segundo para vomitar, habita entre el teatro, la danza y la performance a través de un carácter plástico e instalativo.
Es un acto de fe, un permiso para el recuerdo y un encuentro provocado por la necesidad del desahogo. Es un alegato al amor, un reclamo de lo fácil. Vómito como ejercicio necesario de honestidad. Desprenderse fascinarse a través de las heridas y la experiencia.
Una mujer, un pollo y un león protagonizan un acontecimiento íntimo e indeterminado compartiendo reflejos, nudos y cicatrices. O quizás sea una mujer, y el pollo y el león no existan. O quizás existan sólo bajo el letargo donde late lo desconocido y donde se encuentran algunas de las respuestas. ¿Qué es perder el tiempo? Es hora de tomarse un segundo para rezar.