Pandora ingresa al espacio imitando pasos de Tai Chi, Aikido, y otras artes marciales que aprendió hace poco. Juega. Mira a público. Está contenta. Conoció un japonés en Tinder, y con una canción nos cuenta su historia. Se llama Wakató. Mide un metro veintidós, pero ella piensa que es muy pequeñito, tan chiquitito como la palma de su mano. Esta noche viene a celebrar año nuevo junto a ella, en su propia casa.
Está muy feliz y entusiasmada por recibirlo. Presume todo lo que aprendió sobre el universo japonés: flases exóticas y elóticas, baile olientale, y ademá alma una mesa de oligami epecial pala él. Invita publicó a folmal palte de cada juego. Se deja solplendel, tatenta cada cosa que ocule en la escena de la que todo folman palte.
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