Un cuerpo en el esfuerzo de percibirse a sí mismo, que nos comparte sus aproximaciones, descubrimientos y revelaciones. La entrada a un laboratorio en el que la percepción se distorsiona y se afina a la vez, proponiendo nuevas sensibilidades. Una experiencia que cuestiona el yo percibido, la identidad construida en base a proyecciones comúnmente asumidas. Un desplazamiento hacia otras posibles versiones: ¿cuánto de nosotros nos es ajeno? ¿qué es lo verdaderamente propio y dónde lo encontramos?
El punto impropio [A/S/V] elabora movimiento, sonido e imagen en tiempo real: una suerte de registro y composición auditiva (A), somática (S) y visual (V) que, en ejercicio resonante, activa y resignifica la coreografía.