En el año 2014 hice una obra íntima que partía de la observación del cadáver, una pieza con la que me acerqué al proceso de descomposición del cuerpo. Esta obra se llamó Soy una obstinada célula del corazón y no dejaré de contraerme hasta que me muera y fue fruto de dos años en los que estudié, escribí y confronté mi cuerpo vivo al cuerpo sin vida.
Fernando Gandasegui, comisario del Festival Domingo de la Casa Encendida me pidió que revisitara esa obra, Soy una obstinada célula del corazón y no dejaré de contraerme hasta que me muera, partía de un texto escrito que no había cambiado en estos años, que me había estado esperando. Esta obra se construye en una relación sencilla entre el texto, mi cuerpo y la música de Luz Prado.