Federico García Lorca escribió las letras, recuperó los cantares y dejó sus ecos para que otros pusieran la música.
Del romancero gitano y otros aires por otros senderos del ritmo, ilumina como rayos de luna este encuentro entre la lírica voz de Candelaria de la Serena y el cante y flamencura de Antonio Harana.
Adornan el paisaje dándole sinfonía, carácter y soniquete Ana Pérez-Muñoz con su violonchelo, la sonanta de Rodrigo Mialdea y los golpes precisos y efectivos de Cristina Morales.
Marca la hora de la verdad Eugenio Gurumeta y ponen el marchamo de calidad y diferencia Irina Kouberskaya y Hugo Pérez de la Pica.