Argumento
Viviendo en un mundo que nos consume y nos sustituye con la misma facilidad que alguien dobla un papel o se enciende un cigarro. La generación z, y también las venideras, somos la representación del enigma de la identidad, de la incertidumbre hacia el futuro, de la inestabilidad del presente.
Nuestra generación habita en la paradoja del utilitarismo extremo, en que si el tiempo no genera beneficio cuantificable es tiempo perdido.
Nuestra identidad es nuestra maratón vital. Ser capaces de reconocer nuestra vulnerabilidad, de exponerla públicamente, y transmitir aquello dónde no nos alcanzan las palabras, es un acto de rebeldía e inconformismo.