“Amable, diplomática, elegante”. Tres adjetivos como tres lanzas: una en la frente, otra en el pecho, otra en la garganta. Nuestra protagonista: una mujer que contiene a todas las mujeres, un yo-coral que se rebela contra el ideal de mujer canónica que se proyectó en ella: una Audrey dócil. ¿Cómo recuperar tanto espacio perdido? ¿Cómo desheredar las heridas? ¿Cómo desdomesticarse? ¿Cómo extirparse los órganos de la amabilidad, la diplomacia y la elegancia?
Esta obra sueña con la irreverencia, con borrarle los límites al mundo, con ser el bálsamo que nos arranque las espinas de la garganta y nos desatasque el lacrimal. Un texto que es el pretexto para decir todo lo no dicho y llorar lo no llorado. Esta obra sueña con danzar en el humor y la ironía para abrir brechas en el sistema, ...