Desde la aparente ociosidad que disfruta la nobleza en la corte francesa del siglo XVIII, dos personajes nobles que en otro tiempo fueron amantes, la Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont, se lanzan a un juego de rivalidades, conspiraciones e intrigas, teniendo como armas sus relaciones personales, sus capacidades de seducción y, las entonces consideradas “relaciones libertinas”, tan extendidas en ese momento, como también probablemente, en este
tiempo. Pero mientras que el vizconde puede hacer alarde de sus libertinajes, la marquesa debe disimular. Su rango social, su viudez y ser mujer, la obligan a comportarse con doblez en un entorno donde “aparentar” resulta fundamental.