Son una sociedad secreta de personas extremadamente divertidas y aburridas, apáticas y pasionales, miedosas y arriesgadas, directas y enigmáticas, profundamente comprometidas y a la vez indiferentes. Lúcidas. Abiertas a miles de posibilidades.
Por unos instantes querría pertenecer a esa sociedad para revivir todo el placer y el dolor, toda la belleza, toda la vida y la destrucción del proceso de transformación más brutal en la vida de una persona. Querría entender la adolescencia desde la madurez, pero es imposible, bro.
Solo puedo observar de lejos y escuchar sus voces, recordar mi época e imaginarme entre ellos, disfrutando de una adolescencia infinita.