Ñaque o de piojos y actores es una joya teatral que nos da una visión singular de nuestro siglo de Oro.
A caballo entre el relato y la interpretación, la sombra de dos cómicos, pícaros y hambrientos trasluce la entrañable fragilidad de su condición de actores y la fugacidad de su arte.
En este regalo de Sanchis Sinisterra, se entretejen los hilos de la graciosidad de la picaresca, la necesidad de la memoria, el fantasma del olvido, la bondad de la amistad, la belleza en la palabra, el existencialismo beckettiano y la recepción del arte teatral por el público; en una interesante visión de la teatralidad barroca, a ras del suelo de los “faranduleros de vida libre y ancha”