El dramaturgo Alberto Miralles murió el 2 de marzo de 2004 en Madrid a los 63 años. Alberto Miralles es autor de numerosos textos teatrales. El último Alberto Miralles (Elche, 1940-Madrid, 2004), se licenció en Filología Románica por la Universidad de Barcelona y en Arte Dramático por el Instituto del Teatro, institución de la que fue profesor entre 1966 y 1974. Desde 1976 impartía clases en la Escuela Superior de Artes y Espectáculos TAI de Madrid, y formó parte del equipo fundador de la Asociación de Autores de Teatro.
En 1962 tuvo lugar en Barcelona su primer estreno, “Aquella risa”, al que seguiría una abundante producción que daría a Alberto Miralles un lugar preeminente entre los autores que renovaron el teatro español en los años 60 y 70, desde las posiciones estéticas e ideológicas propias del teatro independiente en las que Miralles participaría al frente de su grupo, la Compañía Cátaro. Entre sus obras de esta época destacan “CátaroColón” (1968), “Crucifernario de la culpable indecisión” (1974), “Céfiro agreste de olímpicos embates” (1982) o “El trino del diablo” (1986). Posteriormente seguiría estrenando títulos de gran prestigio y éxito como “Comisaría especial para mujeres” (1992), “El jardín de nuestra infancia” (1995), “Píntame en la eternidad” (1998), “Okupas en el Museo del Prado” (2000), “El crepúsculo del paganismo romano” (2001) o “Hay motín, compañeras”(2002), a las que hay que añadir la más reciente “Los amantes del demonio”, con la que obtuvo el premio SGAE 2002, y que supone una denuncia del terrorismo de ETA.
Otro premios obtenidos por sus obras son: Real Academia Española, Rojas Zorrilla, Ciudad de Alcorcón, Ciudad de Valencia, Margarita Xirgu, etc.
En varias ocasiones ha sido finalista del Premio Nacional de Literatura Dramática.
Junto a su producción teatral, que incluye numerosas piezas de teatro para niños, Miralles publicó dos novelas -“Una semana pintada de negro” (Premio Ateneo Marítimo 1982) y “Mi país es tu piel” (1989)-, así como importantes ensayos en los que pasó revista, con su característico espíritu crítico, a la realidad del teatro español: “Nuevos rumbos del teatro” (1973), “Nuevo teatro español, una alternativa social” (1977), “Aproximación al teatro alternativo” (1994), “Treinta y cinco monólogos para ejercicios” (1999)… Su último ensayo publicado es “La dirección de actores en cine” (2000).
Entre sus características como autor, la más decisiva acaso sea su talante inquieto, crítico y contestatario, que le hizo pasar revista a cuantos males afectaban a la sociedad española durante el tiempo que le tocó vivir. Así, en 2001 escribió: “Se suele, con frecuencia, preguntar cuál es la misión del autor en el próximo milenio. Yo pienso dar la misma respuesta que daba en el milenio anterior: el autor debe recordar que la autocomplacencia en teatro es un delito y que los grandes logros de la Humanidad los ha creado la insatisfacción. Y con ese sencillo corpus teórico, el autor debe instalarse en la incomodidad e ir con su trinchera portátil arremetiendo contra la estupidez de los molinos”.