Largo viaje hacia la noche es la obra más autobiográfica de Eugene O’Neill, porque cuenta la historia de su propia familia, y quizá una de las más estremecedoras de la historia del teatro universal. Narra la crónica de un día en la vida de los Tyrone, un día que se convierte en un viaje al pasado para revelar las intimidades de sus cuatro miembros (un padre, una madre y dos hijos), cada uno de ellos culpable y al mismo tiempo inocente, desdeñándose, queriéndose, apiadándose uno de otro, a veces no entendiéndose, perdonando, pero condenados a no poder olvidar.
Una puesta en escena del actual director del Teatre Lliure, Àlex Rigola que, tras su transgresor "Ubú Rey" en 2002, regresa para ponerse al frente de una nueva producción de La Abadía, esta vez con tintes dramáticos. Un montaje que toma a la familia como ejemplo de sociedad para mostrar la descomposición del ciudadano contemporáneo.
Un espectáculo del que se puede decir que es una historia de verdad, realidad y ficción en un solo plano, una historia de verdad porque ocurre cada día en nuestras familias. Una historia como podría ser la nuestra, con un final esperanzador.
La Abadía estrena este espectáculo en su creencia de que el teatro es catarsis, para evocar las sombras del pasado o invocar a los fantasmas del futuro; para mejorarnos mirando por el ojo de la cerradura la vida de otros, sin juzgar, si no queremos ser juzgados. Tal vez porque creemos en el teatro para reconquistar nuestra posición como individuos y como ciudadanos.
Adaptación y Dirección: Àlex Rigola
Reparto: Chete Lera, Mercè Aranega, Israel Elejalde, Oriol Vila
Ayudante de dirección: Fefa Noia/ Rafael Díez-Labín
Escenografía: Estel Cristià & Max Glaenzel
Vestuario: Berta Riera
Iluminación: María Domènech (aai)
Banda sonora: Eugeni Roig
Diseño de sonido: Borja de Andrés
Producción: Teatro de La Abadía