La CNTC estrena ‘Un bobo hace un ciento’ de Antonio de Solís y Rivandeneyra

La Compañía Nacional de Teatro Clásico estrena el 19 de febrero en el escenario del Teatro Pavón de Madrid Un bobo hace ciento, el segundo montaje de la temporada de la compañía que dirige Eduardo Vasco y que redescubre al último autor importante del Siglo de Oro, Antonio de Solís y Rivandeneyra. Bajo la dirección de Pérez de la Fuente, el montaje estará en Madrid hasta el 3 de abril, para iniciar posteriormente una gira estival que le llevará  a los festivales Clásicos en Alcalá (junio 2011), de Teatro Clásico de Cáceres (junio 2011) y de Teatro Clásico de Almagro (julio 2011.

Nacido en Alcalá de Henares, cuna de Miguel de Cervantes, en 1610, la crítica y los estudiosos definen el estilo de Antonio de Solís y Rivandeneyra como una combinación de sátira y crítica costumbrista, un último dato que lo separa del resto de compañeros de generación. Amigo y seguidor de Calderón, cultiva en sus comedias una saludable afición a la sátira que, unida a una acertada crítica costumbrista, le diferencia del resto de los dramaturgos del momento. Si bien no escribe muchas comedias, acepta pronto el cargo de Cronista mayor de Indias, redactando la Historia de la conquista de México en 1684 y dejando a un lado sus veleidades como dramaturgo.

La obra que estrena la CNTC pertenece a la línea de las comedias de figurón, un subgénero surgido de las comedias de capa y espada, tradicionalmente protagonizadas por un galán envuelto en todo tipo de enredos amorosos. Un bobo hace ciento se representó por primera vez en 1656 y es la primera vez que la compañía estatal pone una escena un texto de Antonio de Solís y Rivandeneyra, precisamente cuando se celebra el cuarto centenario de su nacimiento.

La dirección del espectáculo correrá a cargo de Juan Carlos Pérez de la Fuente, sobre la versión trabajada por Bernardo Sánchez. El elenco lo formarán nombres habituales del reparto estable de la agrupación escénica dirigida por Eduardo Vasco, donde destacan los intérpretes Ángel Ramón Jiménez,  José Vicente Ramos, Jesús Hierónides,  Jesús Calvo, Eva Trancón, Francisco Rojas, Arturo Querejeta, Fernando Sendino,  Rebeca Hernando, Beatriz Argüello, Daniel Albaladejo,  José Ramón Iglesias o Muriel Sánchez.

En palabras del director de escena, hay fusiones que nos han proporcionado a lo largo de la historia auténticos manjares escénicos. “El teatro y el carnaval pueden dar buena cuenta de ello”, explica Pérez de la Fuente, que sostiene también que para llevar a cabo tan noble agitación necesitaron “música, canto y danza. También máscaras, procesiones, cabalgatas. Y el teatro se hizo fiesta, algarabía, confusión, extravagancia, gozo y plenitud. También trasgresión, burla y, por supuesto, risa. ¿Alguien puede imaginarse una fiesta sin risa? Así fue la fiesta barroca en nuestro Siglo de Oro, aquella que deslumbró al mundo y que hizo del teatro un espectáculo total, justamente cuando el Imperio iniciaba su inexorable descenso hacia el abismo. Y es que teatro y carnaval han sido siempre buenos compañeros de viaje cuando los pueblos atraviesan crisis morales, políticas o económicas”.

La obra, según la visión del director, es como un gran ovillo de lana que los gatos madrileños en sus horas de ocio canalla enredaran hasta el infinito: “Es divertida, caótica, loca, excéntrica, inverosímil. Un puzzle, un enredo, un fabuloso enredo lleno de equívocos, confusiones y líos.

Pertenece al género de comedia de figurón, siendo más precisos: anticipa la comedia de figurón. Atrás quedó la comedia de enredo con sus galanes, damas y graciosos. Ahora todo se ha trastocado: todo son bobos, graciosamente bobos. Contaminados por la bobería de un tal Don Cosme, vizcaíno para más señas, que con su hermana Doña Isabel se ha instalado en la Corte, dispuesto a comérsela o quién sabe si a que se le atragante”.