La Sala La Fundición de Bilbao celebra sus 25 años de actividad

La Sala La Fundición de Bilbao celebra esta temporada su 25 aniversario convertida ya en un punto de referencia de las artes escénicas contemporáneas en el estado español. Creada en 1986, la programación de La Fundición y sus actividades constituyen uno de los acontecimientos socioculturales del momento y ello, no sólo por la importante muestra que reúne en torno a las artes escénicas, sino por algo tan significativo como el papel que asume en el terreno de la gestión cultural.

Luque Tagua, uno de los responsables de la sala junto a Laura Etxebarria, explica que esta efeméride refuerza la apuesta por mantener abierto un espacio de confluencia teatral y artística que convoca expresiones en diferentes lenguajes, dando cauce a las nuevas tendencias. “La voluntad y la capacidad de permanencia ya supone un premio en sí mismo… Y como ni nos pide el cuerpo ni está la situación para grandes celebraciones. No somos de grandes celebraciones, así que la única acción especial que hemos diseñado es un catálogo donde hacer visible la programación y la actividad de estos años, donde se podrá ver reflejada la cantidad de creadores que han pasado por la sala”, explica el coordinador de la programación de la sala.

Se trata, entonces, de un libro “muy visual” donde se verá la historia y los profesionales y compañías que han desfilado por el espacio escénico vizcaíno. “Por aquí han pasado casi todos los grandes nombres actuales de la creación de vanguardia, desde Angélica Lidell, Rodrigo García, Iker Gómez, Natxo Montero, La Ribot….”, explica Tagua.

La Fundición de Bilbao se ha convertido a lo largo de estos años en un prestigioso espacio de referencia, “abierto a los nuevos lenguajes, a la poéticas del cuerpo, a las nuevas dramaturgias, en definitiva, a las nuevas visiones del teatro y de la danza”. Reconoce Luque Tagua que el objetivo de estos años ha sido ir creciendo en credibilidad con una programación arriesgada y de calidad: “Hemos querido ir de lo local a lo internacional, trabajando en red”. Y el resultado es que la sala se ha convertido en un obligado punto de referencia en los circuitos nacionales e internacionales de creación contemporánea.

 “Somos un proyecto viable y vigente, que ha conseguido una autofinanciación de carácter mixto que permanentemente busca financiación externa y diferente. En este Bilbao de más de 2.000 nuevas butacas, La Fundición ha permanecido al borde que genera nuevas miradas: “La Fundición es un espacio fronterizo por voluntad propia, entre el lenguaje del cuerpo y la palabra en un momento histórico de transformación de la ciudad, en el que la política cultural de Bilbao estaba lejos de los lenguajes contemporáneos y muy pendiente de los grandes eventos”. Estos 25 han servido también, reflexiona Tagua, para hacer ver que “en este nuevo Bilbao de las grandes edificaciones, de los grandes centros culturales es posible y necesario trabajar desde lo pequeño manteniendo el foco en lo contemporáneo”.

De esta forma, se han mantenido tres líneas de trabajo fundamentales. Por un lado, la programación de la sala, con propuestas de danza, teatro, ópera y música. Por otro, se ha impulsado el festival Dantzaldia, con su gran diversidad enorme de lenguajes, y finalmente el festival de danza y video Lekuz Leku.

La actividad de La  Fundición ha permitido la creación de un tejido profesional basado en la universalidad del proyecto, que siempre ha mantenido en el centro del interés al artista, al creador. “Siempre hemos pretendido impulsar a los creadores y dar a conocer a las compañías de aquí. Y trabajar en red nos ha permitido desarrollar todo un proceso de encuentros, con el público, con los profesionales, que han podido cruzar sus miradas con creadores de fuera e intercambiar proyectos”, señala Luque Tagua.

Finalmente, Tagua expresa un deseo para esta temporada de celebración. Un deseo que es toda una declaración de intenciones: “Nos gusta entender que se puede trabajar desde lo grande pero también desde lo pequeño. La calidad de un proyecto no se mide en metros cúbicos o de sala… Es más importante cuantificar lo que esos proyectos son capaces de generar. En cierta manera, seguimos sintiéndonos periféricos, ya que sigue existiendo una visión muy centralista de la cultura. Tenemos capacidad para financiarnos, un alto nivel de calidad en las actividades y un prestigio internacional a tener en cuenta, por lo que esperamos que ciertas instituciones sean capaces de abrir su visión de nosotros. El estado es muy amplio, las miradas son también muy amplias, así que las ayudas tendrían que tener en cuenta toda esa diversidad”.