Lizz Wright, una de las voces del R&B del momento, pasará por el escenario del Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián

La cantante estadounidense Lizz Wright, considerada como una de las grandes voces del R&B, estará el próximo 12 de noviembre en el escenario del Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, donde presentará los temas de su último trabajo Fellowship, donde rinde un homenaje a sus raíces y sus influencias. Wright, nacida en el estado de Georgia, creció cantando en la iglesia. Su padre era predicador y su madre cantaba gospel en las misas.

Fellowship no es un ejercicio tradicional de exploración de géneros musicales. El álbum toma prestadas influencias de los catálogos decididamente seculares de Jimi Hendrix, Eric Clapton y Gladys Knight, coronado con el material más moderno de Joan Wasser, del grupo de indie-rock, Joan as Police Woman.

Wright ha señalado que en su último trabajo quería hacer “algunas canciones que me recordaran a la música de mi hogar y un poco de gospel, pero también tenía otras cosas, que considero sagradas y quiero compartir”. De esta forma, se tomó un tiempo el año pasado para quedarse cerca de casa y reencontrarse con sus intereses no musicales, incluyendo graduarse de la escuela culinaria. Más tarde decidió que el 2010 era el momento para un nuevo álbum.

“Entré en este proyecto pensando que era un buen momento para cantar las canciones que yo necesitaba en mi vida y que sentía que mi gente necesitaba. El gospel está siempre en mi corazón y en mis venas, y las voces de mi familia cantando esas historias está siempre conmigo y en cualquier momento puedo visitar ese lugar y regresar con su riqueza, explica la cantante sobre Fellowship, mezcla de canciones conocidas de la iglesia afro-americana, junto con algunas elecciones que apuntaban a una redefinición de su sonido: “Definitivamente necesitaba representar de dónde vengo, pero yo también tenía que decir algo ahora. Cuando estaba estudiando las posibilidades para los covers, pensé que sería genial si me acercase a la obra de contemporáneos como Joan y Me'Shell”.

En comparación con sus discos anteriores, Fellowship se realizó con bastante rapidez, “pero porque se desarrolló dentro de la reunión de amigos generosos y amables como Toshi Reagon, Bernice Johnson Reagon y Angelique Kidjo, los elementos cobraron vida, se enfocaron, y tuve una definición clara de lo que quería muy pronto”, explica.

Criada en la iglesia Pentecostal, a Wright no se le permitió escuchar música popular. Curiosamente por eso la noche histórica en la que se hizo realidad el salto de su anterior vida musical a la carrera que tiene en el presente está envuelta en un giro secular de lo espiritual. “Tuve la suerte de poder trabajar en este álbum con el pianista con el que hice mi primera actuación, él es uno de mis mejores amigos, Kenny Banks. Es uno de los ministros de música en una iglesia metodista en Atlanta, y estaba ahí cuando tenía 19 años. Vio cuando hice la transición del gospel a la primera noche en la que actué en un club en el centro de la calle Peachtree. Canté Amazing Grace como un blues. Esta canción que yo conocía de toda mi vida salió de mí como un rugido, con ira, tristeza y toda mi curiosidad “, agrega la cantante que con catorce años aprendió sola a tocar el piano para ayudar a su padre en la iglesia: “Lo más gracioso de la transición del gospel al jazz es que sentí que el jazz tenía un familiar carácter sagrado. En todas mis aventuras en la música, me he sentido atraída por las chispas del interior familiar de lo desconocido. Por ejemplo, cuando escuché por primera vez lo que la gente llama el blues, me sorprendió, porque había escuchado ese sonido toda la vida. Así fue como las madres cantaban en la iglesia”.