Aviso a navegantes: la intervención de Manel Palencia-Lefler en el Taller sobre Patrocinio y Mecenazgo de la Escuela de Verano de La Red no va a ser nada complaciente. Todo lo contrario. Palencia-Lefler dibuja un panorama, digamos, acuciante. Los gestores culturales se enfrentan a un nuevo escenario, con nuevos desafíos, aunque también con nuevas posibilidades.
Profesor titular de Comunicación en la Universitat Pompeu Fabra, y en la Universitat Oberta de Catalunya, además de director del Laboratorio de Tendencias en Comunicación Estratégica SCTLab, Palencia-Lefler acude a la Escuela de Verano de La Red con un discurso que, cuanto menos, va a remover conciencias. Sostiene que es ineludible que los proyectos culturales se aproximen a las fórmulas del patrocinio, el mecenazgo y el fundraising, que no son la panacea, pero sí ineludibles en el actual contexto.
¿Es viable que los espacios escénicos públicos se sostengan en gran medida gracias a la financiación privada?
Es viable. Es difícil. Es tal vez la única vía. Seguir dependiendo exclusivamente del dinero público para desarrollar un proyecto artístico es algo impensable hoy día porque, entre otras cosas, ya no se puede hacer una previsión de los ingresos públicos que recibiremos en los próximos años. ¿Cuánta financiación pública recibiremos el próximo año? ¿Y el siguiente...?
Gran parte del dinero público se ha utilizado para construir instalaciones que “no merecíamos”. Cuando detectas que hay un exceso de instalaciones, te das cuenta de que no estamos atendiendo a ese necesario equilibrio entre oferta y demanda: no puedes construir el teatro más grande del mundo en una pequeña localidad donde no hay espectadores. Esto es un ejemplo, tal vez extremo, pero la idea de base es sencilla: primero, hay que contar con un público (demanda) y, a continuación, ofrecerle una oferta adecuada. Puedes tener la ambición legítima de contar con las mejores instalaciones, de ofrecer el programa artístico más vanguardista... Pero, para eso, primero hay que tener un público. En este país se ha despilfarrado en instalaciones que no atendían a la existencia previa de una demanda. Hay que resituar la relación entre las dotaciones y ya no sólo el número de espectadores, sino el tipo de espectadores y la diversidad de sus expectativas.
Suponemos que no en todos los casos ha sido así. De hecho, también ha habido una línea de trabajo encaminada a hacer la cultura accesible a toda la ciudadanía.
Por supuesto. Y la cultura es un derecho, pero hay que saber gestionarla. Si te interesa que tu proyecto continúe, tienes que convencer a la ciudadanía de que se implique en el apoyo a tu proyecto, en la financiación de los espacios escénicos.
La entrada de fórmulas de captación de fondos privados para la co-financiación de espacios escénicos, ¿es factible para todo tipo de espacios?
No todos los espacios públicos van a poder financiarse a través de fórmulas de fundraising o mecenazgo. De entrada, afirmo con rotundidad que las instituciones públicas también necesitarán financiación privada para asegurar su continuidad, ya no sólo las artes escénicas, sino los museos, las compañías artísticas nacionales... Las fórmulas más publicitarias, como el patrocinio, son viables, por supuesto, aunque pueden resultar más “incómodas” por aquello de gestionar una fórmula muy, muy comercial. Otra fórmula más idónea es el mecenazgo. Por supuesto que el mecenas (o los mecenas), en gran medida, te apoyará, no solo porque esté “enamorado” de tu propuesta artística, sino por las ventajas fiscales. Pues muy bien. Pero, aparte de estas dos fórmulas, hay otras muchas, y cada proyecto cultural tiene que buscar la suya o bien la combinación de varias fórmulas, lo que más le convenga. Esto es lo que veremos en el curso de Almagro.
¿Y por dónde empezamos? ¿Cuál será el planteamiento de partida para abordar esta cuestión?
Sólo una idea muy general: Muchas veces los posibles donantes notan que los productos artísticos no se definen bien, y esto es lo primero en lo que hay que centrar nuestros esfuerzos: hay que explicar bien al donante para qué queremos el dinero. Y, para eso, antes debemos tener claro nosotros mismos para qué lo queremos, qué tipo de proyecto cultural es viable o de qué forma combinamos nuestras expectativas con nuestras necesidades.
Las instalaciones (su coste) nos están pesando, y justo en un momento en que tenemos que ser más ágiles que nunca. Hay que potenciar la red colaborativa, que es precisamente algo que lleva haciendo desde hace años La Red. Pues eso: debemos de salir de nuestro pequeño universo: si ves que tú solo no puedes diseñar un proyecto viable, tendrás que asociarte con otros espacios y diseñar un plan estratégico común de mecenazgo.