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Tamara Rojo: “En Gran Bretaña las artes escénicas gozan de una gran independencia respecto a los poderes públicos”

25 Junio 2012

El próximo 1 de septiembre, la española Tamara Rojo será la nueva directora artística del English National Ballet (ENB), una de las compañías más reputadas de Europa. Rojo se convertirá en ese momento (con solo 38 años) en la primera española que dirige una compañía británica. Será también la primera vez que asuma un puesto que requiere, además de talento artístico, capacidades de gestión.

Tamara Rojo: “En Gran Bretaña las artes escénicas gozan de una gran independencia respecto a los poderes públicos”

Rojo empezó a bailar con diez años de edad. Ha sido primera bailarina en el Royal Ballet, la compañía del Covent Garden londinense. Llegó a este conjunto en el año 2000, procedente del English National Ballet, donde había ingresado en junio de 1997. Apenas seis meses después fue nombrada primera bailarina de la compañía dirigida entonces por Derek Deane. Su trabajo en el Royal Ballet la ha convertido en una de las referencias de la danza en Gran Bretaña y en el resto del mundo. Gran parte de su formación transcurrió, sin embargo, en España, en la Escuela de Danza de Víctor Ullate, en la que entró precisamente cuando tenía 10 años.

¿Cuáles son las líneas maestras de su proyecto para el ENB?
Dotar a la compañía de una identidad propia. Hay cuatro compañías en Inglaterra, así que tener una identidad que te diferencie resulta muy importante. También quise incidir en el planteamiento de nuevas fórmulas que nos ayuden a afrontar la situación que estamos viviendo, cuando los poderes públicos están retirando gran parte de las subvenciones a la cultura. Y, por supuesto, un punto fundamental ha sido el enfoque a seguir para acceder a los públicos y lograr despertar su interés por lo que hacemos.


Llega usted, pues, en un momento crítico, al menos en cuanto a financiación de la cultura se refiere...
El porcentaje del gasto en cultura en el conjunto del gasto nacional es ínfimo. Sin embargo, a la hora de recortar prefieren hacerlo en cultura porque las consecuencias políticas inmediatas no son tan dramáticas. Recortar en cultura tiene consecuencias sociales a largo plazo: las va a sufrir la sociedad dentro de 10 años o más. Y para entonces la carrera política de los que han tomado la decisión de recortar ya ha terminado. En realidad los políticos tienen una visión cortoplacista.


¿Y qué opciones han de estudiarse para salvar la situación?
Bueno, creo que tenemos que volver la mirada a las grandes empresas y a los financieros. Debemos recordarles que tienen una responsabilidad, la responsabilidad de devolver a la sociedad parte de lo que obtienen de ella. Si quieren una sociedad mejor para hijos y para todos tienen que plantearse cómo mejorarla. Eso se consigue a través de la cultura y la educación.


¿Esa responsabilidad de la que habla atañe sólo a las grandes empresas?
No debemos olvidar que, históricamente, la cultura siempre ha estado impulsada por los grandes filántropos, como los Uffizi en Florencia. Han sido tradicionalmente esas grandes fortunas las que han sustentado el arte y la cultura. Ha sido siempre así, desde el Imperio Romano. ¿Dónde están ahora esos filántropos? Parece que hayan desaparecido.


¿A qué atribuye usted esa 'desaparición' de los filántropos?
Pues no se debe a la falta de grandes fortunas, sino a la ausencia de una conciencia social. Algo ha sucedido en los últimos cien años, que ha creado una gran distancia entre aquellas personas que están en una situación privilegiada y el resto de la sociedad. En gran parte, supongo que se debe a que el Estado ha asumido la tarea de garantizar la cultura y la educación. Pero ahora los estados no se lo pueden permitir.


Usted ha trabajado en España, pero desarrollado gran parte de su carrera en Inglaterra. Con la perspectiva que ofrece esa trayectoria, ¿cuáles cree que son las principales diferencias en el enfoque de las artes escénicas entre uno y otro país?
La diferencia más importante es la independencia que aquí tienen las artes escénicas. En Gran Bretaña existe el Consejo de las Artes, que es un órgano independiente que analiza las propuestas culturales y artísticas para distribuir el dinero que recibe del Estado. En España, sin embargo, esas decisiones -o esa distribución de la financiación- está en manos de intereses particulares, de políticos que van cambiando. Ese sistema impide que la cultura goce de independencia y hace imposible que se desarrollen proyectos a largo plazo.


Ha dicho en alguna ocasión: “Si los medios de comunicación se ocupasen de difundir el ballet clásico, aunque sólo fuera una décima parte de lo que lo hacen con el fútbol, también ayudaría a cambiar las cosas”. ¿Es un problema de comunicación o es desinterés por parte del público?
Hay desinterés por parte de los medios de comunicación. El público sí que tiene interés. Se gasta dinero en ir a espectáculos y se informa a través de Internet. Yo misma tengo que ir buscando por todos los canales, a la una de la mañana, programas para enterarme de qué se está haciendo y qué está ocurriendo en el mundo de la cultura. En un informativo convencional apenas informan de lo que ocurre en la danza, de los proyectos que se están llevando a cabo. Pero el público sí está interesado.


Respecto al interés del público, ¿le preocupa que el público juvenil, según las encuestas, no muestre apenas interés por el mundo de la danza?
Hay cierto desapego del público joven, sí, pero se debe a un hecho muy sencillo: las cosas sólo pueden llegar a gustarte si las conoces. Y se pueden hacer muchas cosas en este terreno. En el English National Ballet montamos espectáculos específicos para niños de 3 a 8 años, organizamos matinés y programas escolares para dar a conocer la danza.


¿Siente el peso de las miradas de crítica y público en su debut como directora artística?
En realidad no. Porque llevo ya tiempo trabajado en la preparación de la temporada, en un proyecto a tres años que tenemos prácticamente cerrado. Así que no va a ser tanto un debut como una puesta en marcha de algo en lo que ya vengo trabajando. Lo que sí tengo son muchas granas de estar ahí y de trabajar con la compañía.

 

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